jueves, 30 de mayo de 2013

El fin de la Hermandad

    Después de darme cuenta que no soy el único que escribió sobre la señora de Wakefield (ver la publicación anterior), o por lo menos no el único que hizo público su escrito; sumando a que hace bastante tiempo que no subo un cuento, decidí hacerles entrega de otro trabajo que realicé para la facultad hace unos años. Además este es mucho más negro, en contra del romanticismo del anterior post. ¡Enjoy it!


   Ya nos habíamos reunido, incluso antes de que anocheciera. Todos mis hermanos cuchicheaban noticias que el viento traía y se llevaba -vaya a saber uno qué tan reales eran- acerca de Nosotros y Ellos. Nuestra familia se mantenía unida aún, pero las noticias mentían con la verdad que otras habían sido masacradas, arrancadas de cuajo, y su espacio era llenado por ruido de botas, roces de traje y muros de cemento.

Pequeña Descripción literaria de la Señora, viuda o no, de Wakefield

       De vuelta luego de las fechas de parciales que me impidieron acercarles alguna recreación para sus ojos y sus mentes, les traigo este pequeño cuento que escribí hace unos años ya. Si alguien no sabe quién es Wakefield, personaje del genial Hawthorne, se los recomiendo. Una joya que pueden leer en: www.bibliocomunidad.com. Espero que lo disfruten (ambos).


     Siempre recordaría esa sonrisa. La cara de su marido apenas asomada entre la puerta y el ancho marco de madera oscura llenaría cada noche de los veinte años que compartió su lecho solamente con las frías sábanas y la humedad de las mañanas inglesas.


     Su historia puede dividirse varias veces. Primero fue una vida de niña y adolescente solterona. No importaba su belleza, sus buenos modales, su moderación al opinar o comportarse, su inteligencia algo más sensible que las demás. Pocos hombres la cortajaban y la mayoría no llegaba al mes de conocerla para reducir toda relación a una mera amistad.